Caracteres Humanos

Cuando digo que el ser humano no vive lo que dice su horóscopo  es porque está atascado en lo que es su neurosis, me piden, en las reuniones de grupo, que aporte ejemplos. No es fácil porque cada ser humano que estudia algo de astrología supone que lo que vive en la vida diaria es lo que está descrito en su horóscopo y de allí no le saca nadie ni con la grúa más grande del mundo.

A final de diciembre del 2012 se dió la ocasión de organizar algunos conceptos de un texto de Alexander Lowen publicado cerca del final del primer medio siglo del pasado siglo. Me colaboró de transcriptor el diligente amigo Octavio Machado y cuando veía cómo en su rostro había iluminaciones de comprensión en relación a la conexión neurosis, ser humano, horóscopo, liberación de la neurosis, pensé que si publicaba ese resumen que había hecho, serviría como ejemplos de los que en tantas ocasiones me han pedido.

Si el resumen logra que un 1% de quienes lo lean, busquen el original y demás libros de Lowen así como los libros de Eric Berne, Arturo Janov (de él, solamente EL GRITO PRIMARIO) y Fritz Perls, el trabajo de nueve días enteros los consideraré como uno de los más fructíferos de mi vida de lector.

Germán Rosas  (1 Marzo 2013)

Tipos de Caracteres Humanos

Prólogo

Todos los seres humanos tienen CUERPO.  Las agresiones que sufrieron en la niñez y las carencias que vivieron deformaron su cuerpo dificultando la fluidez de su energía desde su cabeza a sus pies.  Esto da origen a diferentes cuerpos, cada uno con sus características que la psiquiatría denomina con nombres que parecen un tanto agresivos, pero que, a fin de cuentas son solamente nombres, que en este caso son los usados por Alexander Lowen en su libro El Lenguaje del Cuerpo escrito en 1958.

Aquí están resumidos CINCO modelos de cuerpo y sus características de comportamiento en la realidad.  Cada persona tiene algo de cada una de esas modalidades. Y, su reconocimiento ayuda muchísimo a transformarse favorablemente, que es la intención al hacerle llegar este texto.

El carácter oral:

 Hay una relación directa entre oralidad y depresión.
 El carácter nos muestra con claridad la gran dependencia de la función psíquica respecto de los procesos bioenergéticos subyacentes.
No es el tipo más común de estructura neurótica, pero sus rasgos y tendencias se hallan en la casi totalidad de quienes necesitan terapia.
Manifiestan una fuerte repugnancia a reconocer su necesidad.
Dan por cierto que el mundo les debe algo y le den lo que den, aun le siguen debiendo.
Actúan como queriendo recuperar una herencia porque les han quitado sus derechos de primogénitos.
Cualquier trabajo que hagan les parece penoso y logran llegar hasta el final del día arrastrando  los pies; y, en la mañana, no se pueden levantar para llegar a tiempo a su trabajo.
Es importante hacerle ver la relación que existe entre la evaluación de sus habilidades, su productividad y la recompensa a que tendrían derecho.
Declaran lo buenos que son y lo poco que se les aprecia.
Muestran exagerado narcisismo y falta de sensibilidad hacía los problemas de los demás.  Da por sentado que los demás no tienen problema, que el único necesitado es él.
Esternón hundido, costillas inferiores ensanchadas; músculos pectorales prominentes; hombros elevados; cuello delgado; diafragma alto y contraído; vientre plano y de apariencia vacío; piernas fuertes: un pollo con traje de El Corte Inglés.
Se encolerizan con facilidad pero no les dura mucho la cólera.
Sus depresiones son reiteradas.
Manifiestan profundos sentimientos de soledad, decepción e impotencia.
Su narcisismo les exige atención y elogio y deseo de ser mantenido y puesto en primer plano.
Es notoria la falta de éxito en el trabajo.
No tienen capacidad para conservar su empleo.
Al comenzar un trabajo actúan de tal manera que lo despidan o lo abandonen.
Está rebelde ante la necesidad de trabajar y más contra las exigencias específicas de un trabajo.
Pareciera que su opción es trabajar a disgusto hasta que lo despidan o se vaya, o se deprime.
Su actitud amorosa es similar a su actitud laboral: exigencias altas y respuesta desconsiderada en relación a su escasez. 
Supone que le deben dar compresión, simpatía y amor; no evalúa si a cambio deben dar algo.
Gestos de frialdad de la pareja le alteran.  Si la pareja no satisface sus demandas narcisistas, sube la escalera del rechazo, el resentimiento y la hostilidad.
Su pareja tiene sus propias necesidades; él no las considera; el conflicto permanente se establece. Su hostilidad encubre su considerable dependencia.
Al parecer no tiene alternativa si se dedica a trabajar se vuelve inoperante en su relación conyugal.  Y viceversa.
Tiene miedo a la pérdida de su objeto amoroso; ese temor lo acecha constantemente; es su gran amenaza: es el manantial de su depresión.
Su naturaleza hace muy difícil la convivencia con El.
A pesar que no tiene interés en su pareja sino en sí mismo, cuando descubre que su pareja tiene otro interés sexual, su furia se hace desproporcionada: habla de asesinar al amante de su pareja. A la pareja  que le manifestaba poco interés… de pronto le otorga un interés exagerado.   (¿cómo alguien que hablaba de abandonar a su pareja, cuando las circunstancias se lo ponen en bandeja para hacerlo, manifiesta un anhelo de no separarse por nada de ella?)
Tener presente siempre que es muy sensible.
Saber que cuando su resentimiento y odio desaparecen, necesita canalizar su ira.  Su ira puede usarlo en tareas destructivas o en tareas constructivas.
Necesita hablar y sentir placer en la conversación, el encanto de la conversación es hablar de sí mismo.
Les gusta el exhibicionismo; su exhibicionismo no es genitalidad sino anhelo de lograr atención, interés  y afecto.
Cuando su yo está inflado siente bienestar y excitación; si se desinfla aparece la desesperación, se siente impotente e insuficiente.
Su mucha actividad de aparente bienestar es seguida de un periodo de depresión.  Su ciclo es euforia/depresión.
No padece intensas depresiones; se atrapa en atolladeros masoquistas.
Con frecuencia manifiesta que no sabe lo que quiere.  Eso es verdad; no tiene intereses materiales; hablan de solamente querer paz; es natural; no aceptan la realidad ni la necesidad de luchar por la vida.
Su agresividad es débil.
No se esfuerza por alcanzar lo que desea.  Carece del deseo y tiene miedo a intentar.
Su curriculum está lleno de decepciones.
Su sueño es alcanzar algo sin esforzarse, único modo de eludir la decepción.
Es difícil que entre en situaciones de ira; prefiere un estado continuo de hiperirritabilidad.  Incluso sus furias intensas carecen de sentimiento real.
Su debilidad está localizada en la región lumbar.  Su cuerpo es fláccido.
Tiene sentimiento de privación.  De allí deriva su envidia.  Como es una estructura vacía, su apetito anormal es un intento de llenarlo.  Como sus anhelos no tienen satisfacción, está en inquietud y en impaciencia.
Quiere ser reconocido, quiere tener satisfacciones, pero que no sea fruto de su esfuerzo; el resultado es la decepción.
¿Cuál es la causa bioenergética del ciclo euforia-depresión?
¿Por qué a pesar de la excesiva autoestima la independencia no aparece?  Porque su energía no fluye hacia abajo sino hacia arriba; sus pies no están en contacto con el suelo; sus genitales no tienen irrigación.
El niño mientras tenga el pezón en la boca, no necesita relacionarse con la realidad; ¿para que independizarse?  El no necesita fuerza, solamente la fuerza corporal de su madre.
Mientras su madre lo sostenga, si lo hace con amor (olvidándose de sí misma y sólo dedicada al niño), él carece de temor sea la posición que sea en la que le coloque la madre.
Cuando ya no es niño su comportamiento de hablar demasiado sigue siendo un acto de succionar el pezón.   Succiona -habla y habla y habla- buscando admiración y afecto.
Al hablar exagera en forma notoria su valor, y lucha  y casi logra mantener un hablar inteligente, coherente y racional.
Quienes los escuchan se asombran de la innecesaria sobrevaloración que hacen de sí mismos.  Sacan algún beneficio de esa inteligencia clara y directa de niño; por eso no lo obligan a callarse.
Su ser es difuso, sin cristalización y además omnipotente: todo un niño NARCISO.
Cuando no hay capacidad de dar y recibir, ni de valorar ese doble flujo de la existencia, se ha quedado en la condición de ser un niño.  Ser adulto es tener la capacidad de dar y recibir; no ser adulto y ser infantil sólo desarrolla y especializa una capacidad: ingerir y absorber, absorber e ingerir.
Como el recién nacido, él no sabe ni le interesa saber que el pecho materno pertenece a otra persona.
Cuando el pezón está lleno y obediente, él está eufórico; si agotó su leche y manifiesta dolor y furia al ser succionado y se retira, él se deprime.
La depresión es el fracaso del  intento de exigirle al objeto  externo al que se liga, a que le provea apasionadamente de protección, amor y seguridad; al fracasar  esa demanda, él deviene en sentimientos subjetivos de pérdida y vacío, pérdida y vacío  que los transforma en poderosa  levadura de depresión más intensa.
No sólo no puede atenuar su extrema sensibilidad hacia el medio ambiento sino que  lo incrementa; en los momentos que reconoce la aceptación y afecto que le dan,  florece; pero necesita que sea permanente: no puede entender no sólo que eso no puede existir en la realidad sino que él necesita que exista sin que él se esfuerce; si le hacen ver que está equivocado, su defensa, auto protección, su necesidad de fusión con lo que no quiere dejar de ser, es la irritación.
Cuenta con dos maneras para hacer suponer que quiere evitar la depresión:  mantiene sus impulsos llorando, y se deja llevar por  la ira.
El llanto lo hace ver como un niño que no dispone de otro medio para imponerse; la ira se dirige a eliminar lo que obstaculiza  su ilusión.
En sus primeros años de vida  la falta de satisfacción ha sido su constante.  Lo poco que le han dado de comer ha sido insuficiente: está más hambriento después de haber comido.  Puede llorar; mientras llora la neurosis no se anida en él; ¿pero cuánto tiempo puede durar un niño llorando?
Un caso: dos padres se impacientan por lo llorón que es su niño por la dificultad que manifiesta para dormirse; deciden acostarlo a las 7pm en su habitación, cerrar la puerta y no atenderlo por más que llore: el niño lloró 4 horas, el llanto era lacerante pero los «inteligentes» padres aguantaron: el niño se durmió.  Segunda noche, otra vez lo encerraron a las 7pm.  Sorpresa, lloró sólo una hora.  Tercera y siguientes noches: encerrar al niño a las 7pm.: ya no se volvió a oír el llanto.
No todos los niños son iguales, algunos presentan más resistencia a la privación. Y no dejan de llorar porque se cansen, sino porque se enfrentan a la angustia y al sufrimiento y no  pueden soportar: desisten, se rinden, se duermen para que no se les rompa el corazón.
Su llanto comienza con una tensión insoportable en el vientre.  Siente sus intestinos retorcidos y anudados, quiere asumir que no necesita a su madre.  Al sumar reiteradas privaciones a lo largo de los años se comprende las fuerzas que él ha mantenido encarceladas.
La madre no ha satisfecho sus necesidades, él está perdido: ¿Cómo suprimir la necesidad?  ¿Y cómo dar curso a la necesidad si al final está la decepción? Estas dos interrogantes sin solución, le acompañan a lo largo de su vida.
Su anhelo heroico es independizarse; su vida es un campo de batalla donde él avanza victorioso solamente para al final sucumbir (en Venezuela se dice: tanto nadar para morir en la orilla)
Para perpetuar todos estos sentimientos, privaciones, aguerrida búsqueda de independencia, decepción, angustia y sufrimiento se unen a parejas que le prometen mucho y le niegan más.
Necesitan ser precoces en el habla y en la inteligencia, y demoran en caminar.  Se caen a menudo, tropiezan incluso con su sombra.
Otro ejemplo: Roberto relata que se ve de niño corriendo tras de su madre que ha subido a su automóvil y se ha ido; él corre y grita, corre y grita, corre y grita hasta caer exhausto.  Aparece su padre, el niño comienza a llorar buscando consuelo, el padre imperativo le hace un gesto indicándole que se calle.  Era arrojado al terror.  En el transcurso de su vida, para él,  recordar a su padre y encolerizarse era lo mismo.
Él es un resultado de haber sido forzado a tener madurez e independencia.   Lo natural es que la criatura humana pudiera tener una infancia biológica prolongada como garantía de su felicidad y salud para el resto de la vida.  ¿Por qué la necesidad apremiante, imperiosa, que los niños maduren con rapidez? Para liberarse de ellos? Son solamente una molestia?
Es asaltado por la ansiedad cuando se ve en la tarea de afrontar y relacionarse con  la realidad.

El carácter masoquista:

Cuando es estimulado  con una promesa de placer; de inmediato conecta su energía.
Presenta agarrotamiento muscular.
Su musculatura, siendo desarrollada en  su estructura, no es portadora de  fuerza.
La “reacción terapéutica negativa” es el modo como se comporta en su proceso de curación.  Luego de una mejora superficial se lanza con decisión a un profundo buceo en sus viejos síntomas y dolencias.
Wilhem Reich publicó en 1932: “el carácter masoquista”, es una cima en el tema.  Recomiendo su lectura que está incluido en su libro titulado  “El Análisis del Carácter”.
Preguntémonos: ¿Qué es el masoquismo?  Respondamos sin ningún tipo de vivac: el masoquismo es el sadismo actuando contra sí mismo.
Hagámonos esta otra pregunta: ¿Cuál es el mecanismo para que una energía destructora que va hacia afuera cambie su dirección y se vuelva contra sí mismo? Y, ¿Cuáles son las condiciones para que el mecanismo masoquista se ponga en marcha y ejecute su resultado?
Su característica es inspirar y expirar en creciente ansiedad.
La ansiedad se le presenta mientras está en necesidad de relacionarse  con la realidad.
Se enfrenta a una ciénaga, a un pantano, entra en ella, entra en él, y así logra estar  en situación de inercia.
Experimenta y expresa sus sentimientos negativos con mucha consciencia y tenacidad.
Su apariencia es de autosuficiencia, pero su autoevaluación es de minusválido.
Observación  de un  comportamiento masoquista: Estoy sentado en el retrete.  Llevo allí ya dos horas.  Mi madre me mira amenazante ante cualquier intento de abandonar el retrete. Debo hacer algo que no puedo.
Tengo 3 años y medio.  Corro alrededor de la mesa de la cocina, detrás va mi madre con una cuchara con comida en una mano y con una correa en la otra.  Si me alcanza me maltratará y me meterá esa comida que no quiero en la boca: las veces que no me alcanza se acerca al balcón de la casa en el quinto piso y dice que se lanzará para matarse si es que no le obedezco; yo me veo arrojándome al piso llorando histéricamente y suplicándole que no se mate.
Tengo 4 años.  Me he quedado dormido en mi habitación.  Algo me despierta y veo que mi habitación crece y crece y crece,  y desde un rincón de ella el rostro de un hombre  me mira, con descaro.  Siento que mi pene se retrae y se mete dentro de mi escroto (dicho criollo: ‘te arrugaste’).
Tengo una talla alta y corpulenta.  Siento miedo que alguien más pequeño me enfrente y me desafíe a pelear.  No defiendo mis derechos.  Soy humillado con frecuencia.  ¿Que qué recuerdo de niño? Mi esfuerzo por parecer dormido cuando mis padres tenían relaciones intimas.  Hacía todo por dormir en la cama de mis padres.  Mi padre tenía poca relación conmigo; era alguien con quien mi madre me amenazaba; nunca mi padre me pegó.  A los 7 años vi el pene de mi padre que me pareció desmesurado y me llené de temor.  Acudí a la masturbación con horribles sensaciones de frenesí, urgencia y culpabilidad.  Hasta los 17 años no pude acercarme a una mujer;  pensar en la posibilidad  me ruborizaba, me sofocaba, entraba en ansiedad y frenesí.
Actúa para dañarse y despreciarse a sí mismo.  Obsesión por torturar a otro, verlo sufrir y sufrir por eso.
Tienen torpeza y sus modelos son estáticos.  Su brusquedad es tan torpe como si tuviera deficiencia mental.
Respiran dando la sensación de que están haciendo  esfuerzos por evacuar.  Crean presión al trabajar; todo el tiempo están como empujando; reflejan un desafío pasivo a una autoridad que no pueden vencer, que no quieren obedecer, pero que no pueden evitar; sus gestos gritan ‘no quiero!!!!!!!!!’.
Deben evacuar pero no saben hacerlo de manera natural.
Saben que tienen que empujar, al hacerlo aumentan la resistencia.
Se mantienen empujando, apretando, contrayendo el abdomen.
Durante la masturbación aprieta su pene: acepta la realidad y la combate; admite la racionalidad de las exigencias de la realidad pero no las quiere obedecer; se mantiene empantanado en un terrible conflicto.
En situaciones que exijan mantenerse firmes, se desploman.  Carecen de espina dorsal, hacen de sus intestinos el apoyo para no desplomarse, por eso lo contraen; como los intestinos son solamente intestinos, él no puede evitar desplomarse.
Se le ve atascado entre dos impulsos antagónicos: quiero hacer las paces con su pareja pero al mismo tiempo quiere resistirse a hacerlo y esperar que ella venga a él.
Su voz es quejumbrosa.  No logra lo que quiere lograr debido a que quien le ayuda, según él, no es bueno.  Está diciendo no puedo evacuar; ya que tu quieres que lo haga y dices que me estás ayudando, evacúa por mí.
Su petición de atención, de afecto y de amor, lo hace de forma provocativa y rencorosa.  Eso le lleva al fracaso.  Incluso agradece fracasar.  Obtiene su castigo.
Cuando fracasa siente el placer de echar la culpa a otro y/o abandona el éxito momentáneo donde al mantenerse como objeto en exhibición le producía gran ansiedad. Ser centro de admiración no es algo que aguante mucho tiempo, tiene que desplomarse.
Su deseo es demostrar a quien le quiera ayudar: ‘no eres mejor que yo’.
Su historia manifiesta demasiadas humillaciones.  Al estar empantanado no hay modo de ser humillado más; quien le alarga la mano para sacarle del pantano descubre que termina al lado del empantanado.
Muestra dos facetas, una la del empantanado y la otra, la del poderoso que no necesita a nadie; esta segunda faceta  lo atribuye a sentirse en poder  del diablo, de fuerzas oscuras.
La relación con la madre es de ser humillado constantemente: ella no aprueba lo que él hace; le insulta y le califica de inútil. Cuando le mira lo hace con expresión maligna y con burla.  Su único cuidado que le manifiesta es que abra la boca y coma y afloje los esfínteres y evacúe; en ambas actividades manifiesta impaciencia e intenta ayudarle agrediéndolo, metiendo la cuchara en la boca con engaños y amenazas y ayudando a su evacuación con cualquier tipo de violencia; el papel del padre es de un extraño misterioso.  En su relación de adulto es muy hábil en los métodos que le enseñaron sus opresores.
Necesita desarrollar astucia, desprecio, rencor, para sobrevivir.
Lo diabólico en él es una ensalada de duda y desconfianza donde los ingredientes de confianza y amor no llegan. La desconfianza es la muralla detrás de la cual se atrinchera.
No sabe hacer girar la pelvis, sino solamente empujarla hacia adelante.  Para empujar hacia adelante necesita apretar las nalgas y contraer los músculos abdominales, debido a la debilidad de sus piernas.
¿Por qué funciona mejor sexualmente luego de pelear con su pareja?
Posee un super yo muy estricto.  Un sentido moral que ejerce vigilancia sobre él desde afuera.  El rencor y el odio constituyen el fundamento de su comportamiento.
Su fuerza no parece ser la del atleta ágil y esbelto sino la del gorila demoledor, pero no tiene fuerza aunque lo aparenta.
Su espalda está tensa, igual el cuello y la región lumbar; su impulso agresivo está doblado hacia lo interior.
Su estructura revela  dos fuerzas que van anulándose hacia adentro de sí mismo.  La ternura y el amor luchan por salir hacia afuera, pero las tenazas la rompen. (la línea fina, figura 14)
Un alambre grueso muy resistente en una prensa que lo va doblando y originan una lucha que parece terminar unas veces a favor del alambre y otras veces a favor de la prensa.  El alambre llora, se resiste y, finalmente cede; más de pronto abre otra vez la boca la prensa. (La madre mira esa escena material y da por hecho que el alambre no tiene espíritu).
Es la represión lo que origina su comportamiento.  Se le reprime porque se le quiere.  Porque hay una preocupación excesiva por él.  Se aspira a que tenga un comportamiento sumiso, a que sea un buen chico.  El aprende a vivir con esa ambivalencia de sentimientos.  Es explicable que viva entre luchas, rabietas, rebeliones. 
¿Por qué la fantasía de ser golpeado o el ser golpeado de hecho le genera placer?  Porque sin ese castigo no puede relajarse y, en consecuencia, acceder al placer.
Irascible y caprichoso, el niño insiste en enojar a sus padres; estos rebasados en su paciencia le castigan; el niño, sucesivamente llora, se tranquiliza, se duerme.  Son los sollozos los que le liberan de la tensión,  le relajan, no los golpes.
Se relaciona con sus genitales como lo acostumbraron a hacerlo con su ano cuando era niño, mientras que el adulto le vigilaba: evacuar sus genitales le origina tensión y el responde controlándolo, que no salga nada de sus genitales hacia afuera.  En tal sentido no es deseable excitarse sexualmente porque la erección le va a producir el sufrimiento de eyacular y es cuando recurre al recurso de imaginar el castigo físico o dejar que de hecho el castigo físico se produzca: él queda de inocente, de víctima y, su pareja, como agresor y cruel: el objetivo de eyacular, y liberar la tensión sexual lo ha logrado.
Vive con sentimiento de infelicidad y  queja.  Su sufrimiento es real y sus quejas no son inventadas.
Por regla general desconfía del mundo, de la realidad y del terapeuta.  Tal la razón de su sufrimiento. Dostoievski dijo: ‘el infierno es el sufrimiento de aquellos que son incapaces de amar’ (Los Hermanos Karamasov).
¿Cómo se puede pretender que alguien viva dichoso en el mundo si cada día aumenta más y más su desconfianza de él?  Esa desconfianza desemboca en un lago conformado por la desconfianza de sí mismo, la desconfianza de sus actos, y la desconfianza de su mejoría.
Le gusta observar a quienes intentan ayudarle como quien mira a quienes escalan la cara escapada de un gran acantilado.
Quiere hacer fracasar la ayuda que se le dé, quiere que quienes le ayuden se desanimen.
Socaba la simpatía que se le manifiesta, desdeña toda manifestación positiva que le den.  Sus quejas equivalen a estar atado a una silla y escuchar el zumbido de más y más zancudos.  En ese momento quien le ayuda se enfada y, eureka!,  por fin, al ver muy enojado a su colaborador,  toma actitud positiva para dejarse ayudar.
Anhela en su fantasía ser golpeado hasta detenerse en la frontera donde comienza el verdadero dolor.  Manifiesta excitación al intensificar sus actitudes provocativas que destruyen en el otro toda posibilidad ecuánime.
Es un cuerpo lleno de agujeros por donde en vez de sangre manan sonidos quejumbrosos con la cualidad medida para desestabilizar a quienes oyen esos sonidos.
Hacerse daño y despreciarse a sí mismo, mostrarse desaseado e inadecuado en sus presentaciones es un desafío  directo para verificar si aún así hay alguien que le ama.  Puede darse el caso, con igual objetivo, al manifestar un sentido exagerado de limpieza.
Su comportamiento tiene afinidad con el ser un gusano retorciéndose en la tierra.  Le es casi imposible erguirse; le es fácil tirarse al suelo.
Se pregunta continuamente ¿Cómo es que puedo cosechar más y más humillación?  Como en su niñez fue formateado para la incapacidad y la inutilidad, busca más y más modos de mantenerse más y más sobresaliente en esa conducta de incapaz.
Todo animal agrede o huye cuando es sometido a situaciones que no son su naturaleza, que le violenten.  Sin embargo, si el niño es obligado a comer lo que no le gusta o cuando no quiere, no es respetado, se viola su naturaleza y se le hace comer a la mala; no puede reaccionar como un animal: es sometido y violentado.
En la civilización que vivimos la obediencia en los niños es recompensada con aprobación y hasta premios; la rebelión es desaprobada y castigada.
Tienen una necesidad desmesurada de aprobación.  Esperan recibir amor agradando: la decepción es constante.
Su seguridad depende de su servilismo, lo que le genera humillación.  Su ser servil es su distintivo más visible.
Hay dos etapas en la manifestación de su agresión, la de rabietas y rencor cuando su energía pugna por salir, y, la conformidad y servilismo cuando la energía se dirige hacia adentro.
Al ser tratado tan sólo como necesitado de alimento y limpieza, e ignorado en sus necesidades espirituales, y sometido, su salida es la espiral: rabietas, rencor, sometimiento y servilismo.
Su mundo está limitados a  los dos extremos de su sistema digestivo.  La garganta se vuelve un centro de energía complejo: dejo entrar la comida, la rechazo, la vomito?, no tiene solución clara.  Y en el otro extremo de su intestino la energía esta no resuelta: ¿evacúo o espero que me metan algo dentro?
Los hombros encogidos son el puente levadizo o rígido de la garganta; y las nalgas y los muslos están en tensión para no dejar indefenso su ano.
Como no conoció el afecto y los sentimientos tiernos, si los de afuera se manifiestan con amabilidad, ternura y amor, desconfía, no cree en que tengan sinceridad.  ¿Cómo podría ser que le  tengan amor si su madre, siendo su madre, usó simpatía y amor sólo para humillarle? ¿Acaso no desatendió, su propia madre, sus ruegos y suplicas?
Las demandas del trabajo los ejecuta desde sus intestinos y no desde su corazón.  Esto le impide espontaneidad y creatividad.  El ser empeñoso, el tener necesidad de aprobación, lo hace ser visto como un buen trabajador, sin embargo, al final, nadie alcanza a comprender por qué se derrumba.
En el campo de su sexualidad, como su intencionalidad es inhibir el placer, es inevitable el resentimiento hacia su pareja.
Su sexualidad es un círculo vicioso de tentativas, recriminaciones, esfuerzos, resentimientos, culpabilidad, vergüenza y miedo.
En su expresión gestual es torpe, sin embargo, su inteligencia y sensibilidad son notables.  Penetra y comprende con mucha exactitud el comportamiento de los demás.  Esas habilidades no las utiliza para estudiar y comprender su propia conducta.
Su inteligencia de manera siniestra está al servicio de aumentar su desconfianza.
Su musculatura a la vez esta contraída y desarrollada en exceso.  El rasgo más destacado es su cuello de toro.  Su vientre esta contraído originado por eliminar experiencias dolorosas.  Sus empeines están contraídos.  Sus pies no manifiestan seguridad, presentan mucha limitación en el movimiento de las piernas.  Su rostro tiene limitación de gestos: inocencia, ingenuidad, asombro, sonrisa bonachona, sonrisa estúpida.  Esos gestos ocultan miedo, desprecio, repugnancia, terror.  Todas esas expresiones están congeladas en su rostro.
Tiene tendencias exhibicionistas reprimidas.  A nivel consciente tiene temor a la exhibición.  El temor a la autoafirmación y a la vivencia del placer explica esa contradicción. Su personalidad es tortuosa, ambivalente y manipuladora de las situaciones.
Un niño sano exhibe con alegría su pene.  Este carácter, sin embargo tiene anhelo de exhibirlo pero tiene miedo a la desaprobación, entonces  termina queriendo esconderlo a la vz que necesita admiración: ¿Cómo lo lograría si lo esconde?
Ansia amar y ser amado.  Su inteligencia desconfía, el rencor crece, quedan las lágrimas pero el vientre tenso las suprime.  Para vivir le queda una alternativa, contraer con fuerza el vientre y la pelvis.  La necesidad de placer no desaparece y crece, crece, crece, mientras el vientre y la pelvis responden con mayor tensión.
Su independencia ha sido reprimida en forma activa. Ha sido socavada su autoafirmación.
Su funcionamiento natural ha quedado en expresiones anales y han sido impedidas sus expresiones genitales.  Su grito es !no quiero!!!!!!!!.

El carácter histérico:

Su exhibicionismo tiene un significado genital.
Tiene empuje y agresividad.
Actúa como si poseyera una gran potencia sexual.
Alardean de la reiteración de actos sexuales que pueden mantener en una noche.  No hablan de la experiencia de placer sino de la cantidad de veces.
La frecuencia de relaciones sexuales está relacionada con la imposibilidad de lograr satisfacción.
Su oscilación energética se halla bien afianzada en las funciones cerebral y genital.
Entre el cerebro y su sexo hay una estructura tubular que obra como defensa física ante la presión que intenta colapsar la oscilación energética.
No encuentra satisfacción profunda a ningún nivel de actividad y se ve obligado a una persecución y conquista continuas.
Siente necesidad de orinar antes y después del acto sexual, quedando el erotismo uretral asociado a la excitación sexual.
Un caso: un adulto recuerda que siendo niño se estaba masturbando; el adulto lo sorprende y prohíbe; el niño se orina en las habitaciones: la energía, al encontrar bloqueado el acceso a los genitales, se desvía hacia la vejiga.
La eyaculación precoz es un modo de su comportamiento.
El movimiento involuntario de las piernas abriéndose y cerrándose cuando está sentado, es una conexión entre el sexo y la cabeza.
Un caso: manifiesta que las mujeres se sienten atraídos por él.  Considera que tiene un gran pene y que golpe y atraviesa con él a las mujeres.  Muestra movimientos elegantes y practica el deporte.  Su obsesión la experimenta como una constricción o tensión en la frente.  Muestra insomnios y ataques de espasmo biliar.  En cada mujer veía un posible objeto sexual.  No le era fácil dormir por mantener, sin descargar, la excitación de su cabeza y de sus genitales.  Siente envidia de los hombres que conquistan mujeres con las que él, supone, podría tener relaciones íntimas.  Su padre le prohibía expresar su sexualidad y llevaba su matrimonio como una posesión patriarcal.  Odiaba a su padre pero no lo expresaba.
Necesita a la vez controlar la eyaculación y mantener la erección.
Su gama de ejemplares abarca desde los que muestran una salud casi total  hasta aquellos que contienen una grave neurosis.
Su cuerpo emana un aplomo de una persona con éxito.
Emana confianza en si mismo y franqueza y, a la vez, se mantiene en guardia.
Confianza en sí mismo y temor profundo son una moneda, la misma que, por moneda tiene dos caras.  La confianza en sí mismo es un desesperado intento por no dejar que aflore el gran temor.
Su ira aflora en relación al autoritarismo de su padre y a la agresión física que puede haberle hecho de niño.
Hay imposibilidad de entrega tanto en el trabajo como en el amor.  Esto está originado por el hecho de la eyaculación precoz.
Le es, la emoción de llorar, inaccesible.  Si no logra llorar, su curación no termina. 
Él está enfocado a no fracasar en nada de lo que emprende.
El acecho del fracaso le produce ansiedad intensa.  Su deseo de triunfar está expoliado por el temor al fracaso y no por la satisfacción del éxito.
Mientras se ve enfocado a lograr su objetivo los fracasos intermedios no le desaniman.
Así como cuando hay esfuerzo por relajarse se acrecienta la dificultad de lograrlo, así,  él,  queriendo lograr espontaneidad en forma racional se descubre cada vez menos espontáneo.
Sus hombros manifiestan una responsabilidad prematura; no puede darse el permiso de llorar porque alteraría su responsabilidad de esforzarse en el logro.
Sus padres han tenido carencias; él no espera ayuda de ellos, sino ayudarles; fracasar significaría no poder ayudar a sus padres; necesita hacerse cargo de otros, olvidarse de si mismo y… lograr.  El amor y la aprobación de sus padres sería la mayor recompensa, pero ¿cómo podría llegar si él hace todo por impedirlo?
En la competencia de los muchachos, a orilla de la carretera, apostando quien orina más lejos él l quiere ganar, siente necesidad de ganar.
Su musculatura se contrae formando un tubo entorno al cuerpo a fin de sostener la estructura de su personalidad.
Este tubo une su  cerebro y sus genitales, llevando sobrecarga de energía a ambas zonas.
Su cuello y su pelvis son dos zonas donde el control suprime la espontaneidad. 
El éxito material es un resultado de esas dos zonas de energías estancada.

El carácter fálico narcisista:

Su exhibicionismo tiene un significado genital.
Tiene empuje y agresividad.
Actúa como si poseyera una gran potencia sexual.
Alardean de la reiteración de actos sexuales que pueden mantener en una noche.  No hablan de la experiencia de placer sino de la cantidad de veces.
La frecuencia de relaciones sexuales está relacionada con la imposibilidad de lograr satisfacción.
Su oscilación energética se halla bien afianzada en las funciones cerebral y genital.
Entre el cerebro y su sexo hay una estructura tubular que obra como defensa física ante la presión que intenta colapsar la oscilación energética.
No encuentra satisfacción profunda a ningún nivel de actividad y se ve obligado a una persecución y conquista continuas.
Siente necesidad de orinar antes y después del acto sexual, quedando el erotismo uretral asociado a la excitación sexual.
Un caso: un adulto recuerda que siendo niño se estaba masturbando; el adulto lo sorprende y prohíbe; el niño se orina en las habitaciones: la energía, al encontrar bloqueado el acceso a los genitales, se desvía hacia la vejiga.
La eyaculación precoz es un modo de su comportamiento.
El movimiento involuntario de las piernas abriéndose y cerrándose cuando está sentado, es una conexión entre el sexo y la cabeza.
Un caso: manifiesta que las mujeres se sienten atraídos por él.  Considera que tiene un gran pene y que golpea y atraviesa con él a las mujeres.  Muestra movimientos elegantes y practica el deporte.  Su obsesión la experimenta como una constricción o tensión en la frente.  Muestra insomnios y ataques de espasmo biliar.  En cada mujer veía un posible objeto sexual.  No le era fácil dormir por mantener, sin descargar, la excitación de su cabeza y de sus genitales.  Siente envidia de los hombres que conquistan mujeres con las que él, supone, podría tener relaciones íntimas.  Su padre le prohibía expresar su sexualidad y llevaba su matrimonio como una posesión patriarcal.  Odiaba a su padre pero no lo expresaba.
Necesita a la vez controlar la eyaculación y mantener la erección.
Su gama de ejemplares abarca desde los que muestran una salud casi total  hasta aquellos que contienen una grave neurosis.
Su cuerpo emana un aplomo de una persona con éxito.
Emana confianza en si mismo y franqueza y, a la vez, se mantiene en guardia.
Confianza en sí mismo y temor profundo son una moneda, la misma que, por moneda tiene dos caras.  La confianza en sí mismo es un desesperado intento por no dejar que aflore el gran temor.
Su ira aflora en relación al autoritarismo de su padre y a la agresión física que puede haberle hecho de niño.
Hay imposibilidad de entrega tanto en el trabajo como en el amor.  Esto está originado por el hecho de la eyaculación precoz.
Le es, la emoción de llorar, inaccesible.  Si no logra llorar, su curación no termina.
Él está enfocado a no fracasar en nada de lo que emprende.
El acecho del fracaso le produce ansiedad intensa.  Su deseo de triunfar está expoliado por el temor al fracaso y no por la satisfacción del éxito.
Mientras se ve enfocado a lograr su objetivo los fracasos intermedios no le desaniman.
Así como cuando hay esfuerzo por relajarse se acrecienta la dificultad de lograrlo, así,  él,  queriendo lograr espontaneidad en forma racional se descubre cada vez menos espontáneo.
Sus hombros manifiestan una responsabilidad prematura; no puede darse el permiso de llorar porque alteraría su responsabilidad de esforzarse en el logro.
Sus padres han tenido carencias; él no espera ayuda de ellos, sino ayudarles; fracasar significaría no poder ayudar a sus padres; necesita hacerse cargo de otros, olvidarse de si mismo y… lograr.  El amor y la aprobación de sus padres sería la mayor recompensa, pero ¿cómo podría llegar si él hace todo por impedirlo?
En la competencia de los muchachos, a orilla de la carretera, apostando quien orina más lejos él l quiere ganar, siente necesidad de ganar.
Su musculatura se contrae formando un tubo entorno al cuerpo a fin de sostener la estructura de su personalidad.
Este tubo une su  cerebro y sus genitales, llevando sobrecarga de energía a ambas zonas.
Su cuello y su pelvis son dos zonas donde el control suprime la espontaneidad.
El éxito material es un resultado de estas dos zonas de energía estancada.

El carácter pasivo femenino:

Su característica física más importante: voz suave, afeminada. El tono de su voz es aguda y carece de resonancia.  Su expresión suave y plástica. Carece de movimientos bruscos y/o agresivos. Hombros en forma de V (hombros anchos y caderas estrechas).  Manos blandas y muy débiles.
Un caso: recuerda que cuando tenía 5 años su madre le sacaba del ano algunas lombricillas blancas y la actividad materna le producía placer.  Cuando tenía 6 años estando para acostarse miró a través de la ventana hacia la calle y vió el rostro pálido de un hombre que le miraba; la impresión que recibió fue terrible.  En su primera experiencia mastubatoria lo trastornó la eyaculación, no sabía nada  en relación a la emisión de semen y el hecho que ocurriera le sorprendió.
El interés por el cuerpo femenino, más como insinuación que como entrega, copa su atención.
Su queja más frecuente es sentirse cansado y carente de entusiasmo.  Esto no le impide trabajar con empeño.
Sabe trabajar con empeño mientras el trabajo, como trabajo, no se convierta en rutina.
Tiene sentimientos de desesperación cuando no opta por la alternativa homosexual como vía de escape.  Su genitalidad está inutilizada por el miedo.
Se ve en la imposibilidad de moverse hacia adelante; también en la imposibilidad de moverse hacia atrás: alcanza claridad sobre el qué hacer y el cómo hacerlo pero se descubre paralizado al querer ejecutarlo.
Su fijación en los senos de las mujeres elimina su interés en la intimidad sexual.
Asume que el seno femenino ha sido un pene que no ha sido castrado y que al ser fuente de vida tiene poder por derecho propio.
No está conforme con su género, quiere ser una mujer. Manifiesta odio a las mujeres.
Está lleno de deseos de agradar; pero, sin que sienta acuerdo con la opinión del otro, no le contradice.
Su energía genital se retira hacia el tórax, así disminuye el conflicto e intenta soportar la parálisis.
Su musculatura es fuerte adentro y suave afuera.
Al no desarrollar sus características normales masculinas, asume una identificación con la mujer.
Existe un conflicto entre unos impulsos genitales debilitados y una fuerte frustración genital.
Manifiestan escasa expresión emocional y una relativa inmovilidad física.

El carácter esquizofrénico:

Cuando se tiene defecto en la vista, a la realidad se le ve distorsionada; pero si se es ciego, a la realidad no se la ve.  El neurótico ‘tiene mal la vista’; el psicótico ‘está ciego’.  El oral, masoquista, histérico, fálico narcisista, pasivo femenino, es neurótico; el esquizofrénico y el  esquizoide es psicótico.
Su personalidad está escindida de la realidad.
En su niñez ha vivido en un ambiente turbulento y trastornado. 
Tiene incapacidad de despersonalizarse.  Tiene mínimo o nulo contacto con su cuerpo.  Su organismo deja de ser una unidad. 
Hay síntomas como el miedo a, si suspende su respiración, no PODER seguir respirando. 
Viven situaciones como si estuvieran fuera de su cuerpo, en estado de trance, y necesitan pellizcarse para comprobar que están despiertos.  Esto los excita mucho.
Siente que su vida está a merced de fuerzas, fuera de lo natural.  Esto le da una sensación de importancia desproporcional de la que habla a los demás como si fuera real.
Su identidad no la pierde pero si pierde los límites de su personalidad.
Se sumergen en sensaciones de orgasmo sexual pleno, de grandes experiencias religiosas, de situaciones milagrosas.
Para entenderlos profundizar en las respuestas a  estas preguntas: 1) ¿Por qué el adulto llamado normal se aferra con tenacidad a la realidad cotidiana de la vida? 2) ¿Qué hace a la locura tan temible? 3) ¿De dónde surge el deseo de evitar la locura por todos los medios? 4) ¿Por qué el subyacente temor a perder el juicio?
Si no hay bienestar material, el ser humano está inseguro; si no tiene paz interna el ser humano está inquieto; la respuesta a las  preguntas anteriores es el anhelo del ser humano de erradicar la inseguridad material y por lo menos bordear el reino de la paz interior.  Un animal salvaje posee cohesión interna pero ninguna seguridad material.
Su cuerpo muere como vía para eliminar las necesidades materiales.
Lo que proyecta desde su interior, lo da por real; oye su propia voz y la cree; y el contenido de las palabras de su voz son sus propios pensamientos.
Afirma ver cosas que los demás no ven.  Las personas normales no acceden a su mundo: alucina.
La forma y el contenido de lo que ve no está afuera de él sino en su mente.
Los músculos de la base del cráneo están bloqueados.  Lo que hace que los impulsos agresivos no lleguen al cerebro.
Esa energía es desviada hacia atrás, hacia los oídos y también a través de los ojos.
Siente que algo está ocurriendo a sus espaldas, alguien me sigue, alguien me está mirando.  Aun sentados en la última fila de sillas del teatro, y no habiendo detrás de ellos sino la pared, voltean la cabeza para cerciorarse que no hay nadie.
El lugar de unión de la pelvis y la columna vertebral tiene los músculos en estado espástico.
Careciendo de agresividad y teniendo necesidad urgente de contacto interpersonal, los hacen victimas fácil del homosexual activo y agresivo. 
Su actitud más permanente es el terror: ‘este terror subyace a la inmovilidad de la catatonia inhibida, al frenesí de la catatonia excitada, al delirio de la paranoia, y a la resignación de la hebefrenia.’
En su vida de niño ha sentido su vida amenazada.  Posee un fuerte sentimiento de privación. La actividad homosexual le daría seguridad de contacto humano íntimo.
Es un niño necesitado pero con incapacidad de succión; se comporta como si aun estuviera en el útero: es incapaz de exigir nada; desde su condición de feto necesita tener la sensación de ser incorporado.
Las paredes de las habitaciones desempeñan un importante papel, ahí tienen un multimedia muy moderna y activa.  La emanación de imágenes es tan fuerte que los demás sientes su presencia, sienten su magnetismo animal, siendo sus ojos el mayor poder; su mirada produce estremecimiento, debido a que emiten una irradiación fría y malévola poderosas.
Sus ojos carecen de expresión normal y su rostro es una máscara; no puede concentrar sus sentimientos en otra persona.  Ve pero no mira.  Carece de la posibilidad de dirigir su atención.

El carácter esquizoide:

La base de su situación es la existencia  en su vida de un importante trastorno afectivo.  Esto le lleva a comportarse en sus relaciones interpersonales como si esas relaciones fueran relaciones sentimentales.
Sus actitudes básicas son múltiples y pasa de una a la otra con facilidad.  Al mostrar una gran determinación, pronto nos damos cuenta que no es duradera; la agresividad no se empantana, simplemente desaparece; su presencia es sentida como un poder de hacer cosas y puede construir y crear, y presentar nuevas formas de sentir y actuar, pero es una voluntad sin identidad.
En su personalidad no se presenta las actitudes ‘no quiero’, ‘no puedo’.
Está enfocado a la supervivencia.
Carece de control sobre sus reacciones y está a merced de las fuerzas externas.
El afecto le hace reaccionar de forma inmediata pero no desarrolla esa respuesta en forma positiva y, a la experiencia, la transforma en negativa.
Es muy débil en su relación consigo mismo y con la realidad.  Pero muy grande su relación con la simpatía, la ternura y los sentimientos espirituales.  De hecho, él se ve a sí mismo como una persona espiritual, poseedor de sentimientos profundos, capaz de ternura y simpatía.
Todo lo que dice ser y lo que son sus sentimientos, no le es fácil concentrarlos en un objeto del mundo material; Es su carencia de identidad y su ausencia de coordinación motora, lo que impide esa concentración.
Manifiesta sentimientos disociados. Mantiene, mediante un tenue hilo de unidad cuerpo – mente, su relación con la realidad.
Para él, su cuerpo es, lo que para un conductor su automóvil.
Su cabeza parece no estar unida al cuello; la cabeza forma un ángulo con el cuello que hace pensar que va a rodar a uno de los lados.
Su cabeza esta contraída y tensa, dándole un aspecto sombrío.
Su rostro tiene el aspecto de una máscara.  La boca no es carnosa ni sensual y su rostro no manifiesta alegría. No hay melancolía en su expresión, lo que hay es  frialdad.
Cuando él está en acción, su cuerpo no interviene.  Sus brazos se mueven en su cuerpo con la mecanicidad de las aspas en un molino.
Hay inmovilidad en sus omóplatos.
Su cadera carece de libertad de movimiento, dándole a su pelvis una rigidez drástica.
Sus piernas y sus pies no entran en contacto firme con el suelo.
Sus pies son débiles en especial su arco metatarsiano.
La articulación del tobillo carece de flexibilidad como si fuera de hielo.
Al respirar hay una separación de los movimientos toráxicos y diafragmáticos, el tórax se expande, el vientre se contrae.  Al observar a los animales vemos que la respiración es pectoral y diafragmática.
Su comportamiento sexual es emplear el sexo para establecer contacto con otro ser humano.
Su mirada busca contacto con la otra persona.
Pronuncian con claridad las palabras dentro de una monotonía.
Hay una raíz en el origen de su comportamiento que es el odio de su madre hacia él.
Aclaración: el odio no hay que confundirlo con la ira: la ira quiere eliminar un obstáculo, el odio es frio e inmóvil; la ira es fundamentalmente constructiva, el odio es destructivo; la ira suprime por un momento la ternura, cuando desaparece, la ternura regresa; en el odio no hay ternura, es el frio y la oscuridad de un desierto en la noche.
Aclaración: retrato de una persona que odia: piel fría, ojos fríos y duros, cuerpo rígido, manos frías que hacen daño, no acarician, modales tensos, compulsivos, fríos, impersonales.  Pregunta: ¿si una madre tiene odio hacia su hijo, que efecto le produce?
Como no puede confiar en su sistema motor, para evitar los peligros de la realidad y sobrevivir en el mundo material, dependen únicamente de su elevada sensibilidad.
Aun cuando la realidad y las personas le sean hostiles, tiene allí más calor que en el ambiente de su niñez, pero siempre se considera en peligro.
Como la salud emocional puede definirse como la capacidad del individuo para implicar a todo su ser en sus acciones y comportamientos, el terapeuta necesita poseer un profundo conocimiento de la dinámica del movimiento corporal.  Ya que el movimiento al ser fluido distribuye la energía en forma armoniosa en todo el cuerpo, lograr esa distribución de la energía es el objetivo para suprimir los caracteres que hasta aquí se han enfocado.

Epílogo

Cambiar el cuerpo hacia una armonía es valioso. Nos sentimos mejor y las personas con las que vivimos ven esos cambios y hay más disfrute en la colaboración de lo que les une. Dijo un gran escritor: «Mientras más comprendo más amo, porque todo lo comprendido es BUENO»

En este caso, no solamente es comprender sino decidirse a transformarse, que es valioso para todos quienes pertenecen a la raza humana.

Germán Rosas | Octavio Machado


Especialistas

Dr. Alexander Lowen

(1910–2008) fue un psicoterapeuta estadounidense, fundador del análisis bioenergético, una terapia psicocorporal basada en las enseñanzas de Wilhelm Reich. Estudió medicina en la Universidad de Ginebra y se doctoró en 1951. Trabajó con Reich durante más de una década antes de desarrollar, junto con John Pierrakos, su propio enfoque terapéutico que integra cuerpo y mente. En 1956 fundó el Institute for Bioenergetic Analysis para formar terapeutas. Autor de numerosos libros, como El cuerpo traicionado, Lowen destacó por promover la conexión entre salud emocional y expresión corporal.

Dr. Erick Berne

(1910–1970) fue un psiquiatra canadiense creador del análisis transaccional, una teoría psicológica que estudia las interacciones humanas a través de tres estados del yo: Padre, Adulto y Niño. Es conocido principalmente por su libro Games People Play (1964), donde analiza los «juegos psicológicos» que las personas usan en sus relaciones. Fundó la Asociación Internacional de Análisis Transaccional (ITAA) y su enfoque revolucionó la psicoterapia al hacerla más accesible. Murió en 1970 de un infarto en México.

Dr. Artur Janov

(1924–2017) fue un psicólogo estadounidense creador de la terapia primaria, basada en la idea de que sanar el dolor emocional reprimido de la infancia —a través del «grito primario»— cura el sufrimiento psicológico. Autor del libro El grito primordial (1970), tuvo influencia en figuras como John Lennon y en la cultura de las décadas de 1970 y 1980.

Dr. Fritz Perls

(1893–1970) fue un psiquiatra alemán, fundador junto a su esposa Laura Perls y Paul Goodman de la Terapia Gestalt, una corriente de psicología humanista que enfatiza la conciencia del momento presente, la responsabilidad personal y la integración entre mente y cuerpo. Nacido en Berlín, emigró por el nazismo a Sudáfrica y luego a Estados Unidos, donde desarrolló su enfoque terapéutico. Su trabajo influyó profundamente en la psicoterapia moderna, promoviendo el crecimiento personal a través de la experiencia directa y la autorregulación.

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